El consumo de carne lleva años cayendo en picado y sus ventas se han reducido en 2021 en un 10%, respecto al año anterior. El cambio climático, el maltrato animal o su precio son algunos de los factores que han incidido en ello
Fotografía Juanjo Muñoz López, Carne madurada
Carmen Cacho| 22-09-2023
España es un país que come mucha carne, o eso es lo que cree la gran mayoría de la población española. Cuando se va a los datos oficiales esa creencia es derrocada. Por persona tan solo se consumen unos 40 kg de carnes anuales.
Sorprenden los últimos datos ofrecidos por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Informe de Consumo Alimentario en España 2021, frente al consumo de carne en los hogares españoles. Un país donde la gastronomía es parte de su riqueza y donde el buen comer es la excusa perfecta para reunir a los seres queridos, se valora que las ventas de carnes se han reducido en 2021 en un 10, 2%, respecto al año anterior.
Los datos indican que la ingesta de carne está en descenso, pero su caída no viene dada a corto plazo. Desde el 2008 el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación viene avisando de que son cada vez más los hogares españoles los que optan por reducirla en su compra. Su declive puede venir ofrecido por varios factores; elevado coste: la inflación afecta a la cesta de la compra; el maltrato animal: “Soy vegetariana desde que nací, en mi casa mi madre ya lo era y para mí es inconcebible comerme algún animal” afirma María Vara; o por la contaminación de las industrias cárnicas en el planeta. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), afirma que el sector cárnico es el culpable de la mayor emisión de gases de efecto invernadero, un total de 14,5%, superando, incluso, a los emitidos por todo el transporte mundial junto. A estos factores hay que sumarle que no solo afecta al aire, sino que también desabastece recursos naturales como el agua. Para producir un kilo de carne se requiere de 15.000 litros de agua, estima Greenpeace.
Aunque su consumo esté en bajada, en el año de la pandemia, 2020, las cifras recogen una excepcionalidad. Su compra se masifica llegando a rozar los datos recogidos en 2014. Se observa que en 2020 un total del 94,8% del consumo de carne se da entre los hogares españoles, consumiéndose un total de 2.305,3 millones de kilos. Mientras que en 2021 el volumen total del consumo desciende a 2.071 millones. Una caída en picado en la que el año pandémico fue un incentivo para que su consumo resurgiese, pero por poco tiempo. Si las cifras se comparan con las de 2019 únicamente se sufre un declive del 0,8%.
Cesta de la compra para la alimentación en los hogares
Antes de identificar cuál es el consumo preferido entre los españoles sobre los diferentes tipos de carnes, se contextualiza con la composición de la cesta de la compra para conocer cuáles son los alimentos más demandados.
Para hablar del consumo de carnes partimos de la base de que el total de su consumición es de un 7 %, situándose entre los alimentos más adquiridos.
Ya se conoce que la carne es uno de los alimentos que más se compra entre los hogares españoles, por ello, se pasa a conocer cuáles son las favoritas.
La carne fresca es por la que optan el mayor número de españoles, aunque su demanda se ha reducido un 11,5 % respecto a 2021. “La carne fresca es la que más aporte nutritivo te va a ofrecer, además, permite que su compra sea más sostenible o de Km0, lo que no pasa con la congelada o transformada” afirma Virginia López, nutricionista.
La carne favorita entre las familias españolas es el pollo, seguida de la de cerdo. El descenso del consumo de carnes es el resultado de una caída de 4,41 kg de ingesta por persona en 2021 respecto a 2020. “La ingesta de carne nos ayuda a la formación de glóbulos rojos como a metabolizar proteínas, además, es una fuente rica en vitamina B12. Comer carne nos ayuda a llevar una dieta rica y equilibrada, pero siempre siendo consciente de que no se pueden comer en exceso, sobre todo la carne roja, pues esta puede provocar problemas cardiovasculares. Hay que comer más carnes blancas como pollo o pavo” admite López.
El segundo tipo con más ventas entre los establecimientos españoles es la carne transformada. Es la única que, respecto a años de descenso, exceptuando el año pandémico, ha aumentado su consumo per cápita. Esto viene dado porque, aunque su precio ha sufrido subidas, no deja de ser más económica que la fresca y, además, su ingesta puede ser inmediata, a diferencia de la fresca que hay que cocinarla.
Respecto a las carnes congeladas, no se realiza un recuento concreto de diferentes carnes, pues las familias prefieren comprarla fresca y luego ya congelarla, si es que así lo desean. Por ello, tan solo un 2,7% es la cifra de carnes congeladas que se compraron a lo largo del año 2021.
España se basa en la dieta mediterránea y, por ello, las frutas y verduras de temporada tienen más demanda que las carnes. Además, la ciudadanía cada vez es más consciente de que las industrias cárnicas es el factor principal del cambio climático. Estos resultados muestran que el pueblo español opta por una gastronomía más sostenible.
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